Entradas

Mostrando entradas de 2014

Cicatrízame el por qué.

Quién eres tú para despertar entre mis versos Y cambiar el rumbo de cada palabra. Para suplicar a mis silencios  Que rompan a besos  Las bocanadas que te afinan  Cada cuerda vocal. Cuál de mis razones eres,  Para que resucite el papel,  Repare una sonrisa  Y la mantenga abrochada  Otro día más de los que vivo sin ti. Finjo renacer de entre la niebla Para que Nadie piense  Que hace dos vidas  Yo dejé de pensarte  Y de soñar tus recuerdos  Noche tras noche.  Me hundo en cada taza de café caliente Ayudándome a olvidar Cada sentimiento Que sufrí por ti. Pero ya la boca me sabe a sangre  De tanto morderme la lengua  Al reprimir tu nombre Y los ojos tienen un regusto a sal Que no se va. Y sé que olvidarte me hará renacer Como un ave fénix Que resurge de entre sus propias cenizas Cubierta de polvo Preparándose para su próxima muerte Dentro de la vida misma.

Destrózame.

Déjame probar tus versos Y atragantarme con cada palabra. Desgarrarte a gritos las comisuras, Escalar por tu columna Estudiando el movimiento. Déjame arrancarte el aire Cuando restamos distancias. Enséñame a multiplicar las horas, Porque nunca tengo suficientes Y siempre me quedo con ganas -de ti-. Dime cómo se divide el tiempo Para cada vez que faltes No seguir sedienta De la sangre que patina tus entrañas Y pueda dejar de celarme De cada bestia Que te quiere como presa. Rómpeme el corazón, Que a cambio seré tu hamartia, Prometiendo enseñarte Cómo se cometen los más bonitos -y fatales-   Errores Para que conmigo tropieces Hasta tenerte a mis pies de rodillas Y deseen rendirse incluso tus propias heridas.

Dueña de mis aguas.

Y apareces Y me cobijas en tu amanecer, Estoy en casa. Aparece la niebla Y te adueñas del mar Que aparece ante mis ojos. Surcas cada ola de terreno conocido. Capitana de mis mares, Canto de mis sirenas, Estabilidad de mis aguas. Que si te vas ya no me queda cordura Ni razón para parar tempestades, Porque sin ti llevan todas tu nombre. Oh, mi musa marinera Que osas cruzar cada océano De palabras heridas Que son calmadas Tras verte pasar. Todos mis faros te buscan Porque nunca estuvieron satisfechos De ver como bailas En cada grano de sal. Timón de mi barco, No abandones mi vaivén, Que tú siempre te has mantenido firme Y has sabido Cómo sostenerme en pie.

Soñé contigo.

 Y si la olvido la sueño y si la sueño no vivo.  Me volví adicta a sus besos, a sus versos. Fui la presa de sus curvas. Podría recitarle todos mis poemas, decir que bajaría la luna, pero me puede la culpa. Recuerdo sus huellas marcar cada rincón a fuego, abriendo heridas con sus idas y venidas. Recuerdo su risa de niña, sus ojos marrones que oscurecieron los míos a cada golpe. Cautivó con su paso mi alma, iluminó con su luz mi vista, no quisiera Dios dejarme ciega. Le escribo en mi mente estribillos de la banda sonora que mis latidos formaban al son de su voz, le dedicaría galaxias acabadas en sus pecas, viajaría doscientas veces por sus huesos y eso que narran las canciones de amor.   Ella era sol y era luna, era cielo y era infierno, era todo y no era nada. Y es que no hay ser en la tierra que conociera el amor sin saber de su existencia y no hay quien sueñe sin soñar antes con e...