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Mostrando entradas de junio, 2015

Qué sería de mí sin ti

Me gusta cómo te revuelcas en mi cerebro y acaricias mis ideas a sabiendas de que estarás en mis sueños. Me dejas embobada al desnudarte y ni siquiera te quitas la ropa. Tienes esa maldita costumbre de dejarme siempre con las ganas de tocarte. Dios, tú tienes la culpa de que las yemas de los dedos me ardan de esta manera. Es por eso que te escribo tanto, porque si quiero hablar de belleza, no se me ocurre mejor metáfora que tus labios cuando me llamas Pequeña, Bonita o Preciosa -Así en mayúscula porque a veces te creo-, ni mejor antítesis que tú y yo para hablar de libertad. Pongo la mano en el fuego si digo que renunciaría al amor por mí para que tengas el tuyo dos veces. Sabiendo que contigo no bastan dos corazones, ni dos almas al completo para sentirte como en estas líneas yo te siento.