Anatomi
Tengo cinco dedos en cada mano.
Catorce falanges que atraviesan piel, músculo y hueso
en busca de un corazón
que dices tener a gritos.
Catorce falanges punzantes que deshacen las sogas
que nos ataron al mar
-una por cada letra-.
Tengo las uñas rotas de cavar nuestra propia tumba
para desenterrar luego el cadáver tantas veces
que hasta empiezan a faltarnos partes.
Sigo teniendo las muñecas rotas
cubiertas de heridas por un reloj
que marca la primavera.
No vuelvas a decirme que no me mueva tanto.
Mi pecho intenta convencerme de que todo el mundo sufre,
pero tengo los pulmones encharcados de recuerdos
y aquí una tirita sólo serviría para mantenerlos dentro.
Sale la sangre a borbotones una vez al mes
para llorar por todo lo que habíamos creado.
Te eché de menos
hasta que mi vientre decidió vomitar larvas
y morir de hambre porque estaba demasiado harto
de tener revoloteando a tanto gusano alado.
Para qué tanto color en esas alas si al final todo se manchó de negro.
Nuestra grasa se hizo carne para las bestias,
te devoraron los lobos
y a mí me escupieron las sirenas.
Poner un clavo en el surco que dejó otro
no es más que asegurar que la herida enferme.
Toda mi anatomía anhela,
pero me creo demasiado insolente,
demasiado cuerda
y demasiado capaz de llevar la risa tatuada
habiéndola llorado antes.
Dame tiempo, pequeña,
ya está acabando la guerra.
Comentarios
Publicar un comentario