Controversia

Y qué desastre son las despedidas.
Segundas partes entre suicidas

He buscado tus labios tanto tiempo tan mal
que ya no recuerdo tu voz, mi reina

Me limpio las heridas cuatro años más tarde
abriendo los ojos después de haberme quedado ciega
-de ti-
por ti.

Qué sé yo

si me resguardo entre los coches de tanto frío
rezando para que ninguno arranque y vuelva a quedarse conmigo dentro.

Raspo porque no he vuelto a acariciar un cactus con tanta delicadeza
y me he clavado espinas entre las uñas que ahora muerdo

y no me duele, no,
ya no me duele.

Quiero seguir escribiendo bonito pero
no me hagas daño,
ya no necesito que me duela mucho.

Voy dando tumbos entre versos intentando encontrar la manera correcta de hacerlo bien
de ser perfecta
de soplar las velas.

Otra tarta sin cumpleaños.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Autodiagnóstico

Tac, tac, tac

Distancia de seguridad