Kreft
Hoy, vuelvo a mirar hacia la puerta del bar y sé que no vas a entrar, que nunca lo hiciste ni podrás hacerlo. Ya sé que no recibirás ninguna de mis cartas, que no me llamarás y no podré llamarte, que no verás como me he hecho mayor ni yo conoceré a tus hijos. Hoy, la realidad desea cruzarme la cara con todas sus fuerzas para decirme que ya no estás -y otra vez te echo de menos.- Te echo tanto de menos como si alguna vez te hubiese mirado a los ojos y me hubieses dicho cuánto quieres a tu madre, o a tu mejor amiga, cuánto me quieres a mí, a tus chicas preferidas. Recuerdo por qué nunca pisaré León, ni me patearé Brasil buscando tu calle, esperando que me enseñes portugués. Hoy sé cuánto te quiero al ponerse el sol, al escuchar tu canción, al pisar charcos sin paraguas. -sigo buscando algo que me agujeree los huesos y me cale tanto como para parecerse a ti.- Por ti aprendí cómo valorar la vida, cuánto vale el amor, lo efímero que puede ser un momento y lo ...